Iunius MDXIX

Marcha hacia Teyolohualpan

A finales de junio, la expedición llegó a Teyolohualpan tras un viaje plagado de dificultades. La selva parecía oponerse a la profanación de aquel lugar, como si protegiera celosamente sus misterios.

En lugar del jardín anhelado, encontraron un paraje con extraña vegetación y un imponente altar de piedra oscura en el centro. En este lugar, había múltiples orbes diminutos que emitían un intenso brillo rojizo y un calor abrumador.

Los tlamatimine, sabios indígenas que custodiaban este sitio sagrado, no dudaron en enfrentarse a los invasores invocando unas bestias antinaturales llamadas Tlamacuayotl.

Elías Vázquez de Bayona, médico y erudito, logró escapar con tres de estos orbes; aquella noche, de los casi 500 hombres que partieron de Cuba, únicamente sobrevivieron tres. La mayoría, incluido Cortés, fueron emboscados y muertos por las anormales bestias. Los supervivientes fueron perseguidos por los indígenas hasta las costas de Veracruz.